Nunca digas de esta agua no beberé

9112007

¿Nunca os ha pasado que, a pesar de que alguna vez dijisteis que no haríais algo al final habéis terminado haciéndolo? O si no vosotros, ¿no le ha ocurrido eso a ninguna persona de vuestro alrededor?

La cuestión es que la vida da muchas vueltas y nunca podemos saber lo que nos depara el destino (lo que nos espera en el futuro). Es posible que hoy pensemos que nunca haríamos una determinada cosa, pero al final, por cosas de la vida, la terminemos haciendo. Por eso más vale no decir nunca que no vamos a hacer algo.

Con la frase de hoy, que en su forma completa es nunca digas de esta agua no beberé por muy turbia que esté, precisamente se hace alusión a ese hecho de cambiar rotundamente de opinión ante una creencia o una sentencia anteriomente dicha. Es posible que hoy tengamos agua suficiente como para poder prescindir del agua ajena, un agua turbia de la que hoy no beberíais jamás. Pero, ¿que ocurriría si no hubiese más agua que esa? Pues que para sobrevivir tendríais que terminar bebiendo de ella, por lo que, para no incumplir vuestra palabra, lo mejor es no prometer cosas que no sabéis con seguridad si podréis o no cumplir porque no se sabe lo que sucederá el día de mañana.

¿Os acordáis del post otro gallo cantaría? Pues bien, en él incluía un buen ejemplo en el que a Pedro se le podría aplicar la expresión española de hoy: nunca digas de este agua no beberé:

La Biblia, en la parte en la que se relatan las últimas horas de la vida de Jesucristo, se dijo que éste predijo que el apóstol Pedro, antes de que cantase el gallo (antes de que amaneciese), le habría negado tres veces (negar a alguien es decir que no le conoces, que no tienes nada que ver con él). Pedro le dijo a Jesús que eso no era posible, que el jamás haría tal cosa, pero lo cierto es que así fue y antes de que cantase el gallo (símbolo del momento en el que amanece) efectivamente Pedro había negado a Jesús 3 veces.

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